El ocio y el tiempo libre son espacios fundamentales en nuestras vidas que debemos ocupar de manera adecuada pues suponen momentos muy importantes de aprendizaje y desarrollo de la personalidad, especialmente para los más pequeños. 

El tiempo libre es todo ese espacio de tiempo del que disponemos fuera de las actividades imprescindibles o de responsabilidad (trabajo, estudios, ir al médico, hacer la compra, etc). El tiempo libre se puede aprovechar de diferentes maneras, utilizándolo para descansar o para realizar actividades de ocio. 

El ocio es ese espacio de nuestras vidas en el que realizamos actividades que nos gustan para ocupar nuestro tiempo libre. Es decir, es el tiempo que dedicamos a realizar actividades que elegimos libremente para entretenernos, divertirnos, que nos satisfacen personalmente y que no suponen una obligación. El ocio no es solo importante para el desarrollo de niñ@s y jóvenes, también lo es para las personas adultas y mayores. 

Con el auge de las tecnologías la ocupación del tiempo libre ha cambiado de manera radical, especialmente entre niños/as y jóvenes. La revolución tecnológica ha supuesto una revolución también de las formas de entretenerse y divertirse, de las formas de ocio. Con ello, ha llegado el dilema entre el ocio online y el ocio offline, lo cual puede suponer un importante problema en el desarrollo personal y social de los más pequeños , e incluso un problema también en la convivencia familiar. 

Análisis de las formas de ocio de jóvenes en los últimos años.

Para poder seguir desarrollando este tema, analizamos los estudios realizados por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), que en los últimos años han analizado las formas de ocio de los y las jóvenes, con especial interés en la afectación por la pandemia de COVID-19. 

A finales de 2019, antes de que toda nuestra vida se viera alterada por la pandemia, incluido el ocio y el uso de las pantallas, se publicó el informe Jóvenes, ocio y TIC. Una mirada a la estructura vital de la juventud desde los referentes del tiempo libre y las tecnologías. Según este estudio, un 74,6% de los jóvenes aseguraba que la actividad que más realizaba en su tiempo libre era chatear o navegar por Internet, un 68,5% decía ver series y/o películas en streaming o a la carta y un 54,6% indicaba estar con las y los amigos. Además, entre el 40 y 41 % de los jóvenes encuestados aseguraban que con mucha frecuencia dedicaban su tiempo libre a jugar a videojuegos, hacer deporte o salir a comer o cenar fuera de casa. 

Con estos datos podemos ver que efectivamente, los jóvenes son cada vez más tecnológicos y las actividades que realizan en su tiempo libre implican el uso de pantallas. Sin embargo, la prioridad de sus actividades siempre es la misma: estar en contacto y pasar tiempo con sus amigos, ya sea en persona o conectados a través de las redes. De hecho, según el estudio,  más de la mitad de los jóvenes consideraba que las redes sociales son un elemento importante en su tiempo de ocio, valorando positivamente la oportunidad que ofrecen para conocer a más gente y poder compartir con otras personas las cosas que hacen. 

Sin embargo, con la irrupción de la pandemia, encerrados en casa sin poder salir, l@s jóvenes mantienen la necesidad más básica de relacionarse con otras personas y seguir compartiendo momentos de descanso, ocio y diversión con sus amig@s. Para ello, internet y las redes sociales pasan de ser una herramienta más a entenderse como una necesidad básica, siendo la principal herramienta disponible para conectar con los demás.  

El estudio realizado a finales de 2020 titulado De puertas adentro y de pantallas afuera. Jóvenes en confinamiento, analiza el uso que llevaron a cabo adolescentes y jóvenes de las redes sociales e internet durante el confinamiento. También analiza cómo cambió su ocio durante esa época y después de la misma. 

Los/as jóvenes encuestados aseguraron que durante el confinamiento tuvieron más tiempo libre, aunque la mayoría aseguraba no haberlo aprovechado de forma satisfactoria. Las actividades de ocio que se pudieron realizar eran ver series, películas, usar las redes sociales, pasar el tiempo sin hacer nada o jugando a videojuegos. Incluso la mitad de las personas encuestadas aseguran que descubrieron nuevas actividades de ocio que antes no practicaban, aunque lo que más echaron de menos fue el contacto físico, salir con amigos/as y salir a comer o cenar. 

Este gran aumento de tiempo libre durante el confinamiento generó la necesidad de cubrirlo con actividades que se pudieran hacer en casa, pero manteniendo el objetivo de pasar el tiempo con otras personas, entretenerse, disfrutar y compartir esos momentos de ocio. Por tanto, el uso de internet y RRSS aumentó notablemente, a pesar de lo cual el 88% de los/as jóvenes aseguró pasar algo o mucho más tiempo del que debería conectado a internet, hasta sentirse incluso saturados o restarles tiempo de otras actividades esenciales como dormir o estudiar. Además, a pesar de la constante comunicación online con otras personas, casi un 40% declaró haber tenido sentimientos de soledad con bastante frecuencia al no haber podido salir y relacionarse de manera personal con sus amigos/as y compañeros/as.  

Por tanto, es importante entender que internet y las redes sociales son para adolescentes y jóvenes una herramienta más para socializar y relacionarse con sus iguales, para entretenerse y realizar actividades de ocio. Sin embargo, en general, son conscientes de sus limitaciones y prefieren el contacto físico o personal con sus amigos/as. Desde nuestro punto de vista, no debemos criminalizar el uso de la tecnología para las actividades de ocio y tiempo libre, pues pueden aportar muchas ventajas siempre que se utilicen de forma moderada y se compense con actividades no tecnológicas, pues el equilibrio entre unas y otras es la clave para un desarrollo sano.   

El último estudio sobre esta materia ha sido publicado a finales del mes de abril con el título Consumir, crear, jugar. Panorámica del ocio digital de la juventud. Los datos analizados demuestran que las tecnologías son ya una herramienta imprescindible para el ocio entre la juventud. El 86,4% de las personas encuestadas disponen de un Smartphone como principal dispositivo utilizado, aunque de media tienen entre 4 y 6 equipos electrónicos a su disposición (portátil, Tablet, Smart TV, videoconsola, pulsera inteligente, etc). Preocupa entre la comunidad educativa el tiempo que dedican los/as jóvenes al ocio digital pues, según las cifras analizadas, el promedio es de 6,95 horas al día, lo cual varía notablemente en la población que sufre carencias materiales y situaciones de vulnerabilidad. Las actividades que se realizan no han variado, la mayoría ve películas, series, escucha música o pasa el tiempo viendo contenidos en las redes sociales, aunque destaca el consumo habitual de varios contenidos a la vez. También despunta el uso de videojuegos, aunque en esto se remarca una importante diferencia de género: los hombres jóvenes son quienes más juegan, mientras que solo un 20,2% de mujeres juegan a diario. 

Además, se analiza el interés creciente de los jóvenes por los creadores de contenido, para lo cual es cada vez más habitual que realicen suscripciones de pago a diferentes plataformas como twitch, tiktok o youtube. El consumo de contenido creado por otras personas se valora como algo positivo pues ayuda a aprender cosas nuevas, facilita el sentimiento de pertenencia a una comunidad, fomenta el activismo o incluso ciertos contenidos ayudan a relajarse o a dormir. Con ello, también muchos jóvenes afirman que se animan a crear su propio contenido y aspiran a dedicarse profesionalmente al mundo de las redes. 

Educar para el equilibrio entre ocio online y offline

Con todos estos datos queda claro que las tecnologías son un ámbito fundamental para la vida de los y las jóvenes, pero también para la vida de las personas adultas. Las prácticas de ocio han cambiado e internet se ha convertido es una herramienta esencial para desarrollar actividades y espacios de diversión y entretenimiento. Sin embargo, debemos desmitificar algunas ideas como que las redes sociales “lo son todo” para los jóvenes, que “no saben vivir sin móvil”, que “no controlan el uso que hacen” o que “la juventud ya no es lo que era”. 

La gran mayoría de jóvenes encuestados reconocen los beneficios de utilizar internet y las redes para el disfrute personal, pero también reconocen los riesgos y son críticos/as con las desventajas del uso excesivo de las tecnologías. Se tiende a pensar que las actividades de ocio con dispositivos se reducen a mirar vídeos e imágenes de manera pasiva, sin embargo, en la red existen un sinfín de posibilidades para realizar actividades de todo tipo que pueden ser muy estimulantes para el desarrollo de diferentes habilidades y capacidades.

Como hemos podido comprobar, tanto adultos como menores vivimos una realidad en la que lo tecnológico forma parte de nuestro día a día. A la hora de entretenernos, la mayoría realizamos actividades de ocio con la presencia constante de algún dispositivo, especialmente un móvil, que tenemos siempre conectado como herramienta de comunicación fundamental por si lo tenemos que utilizar, lo cual en ocasiones puede resultar muy útil. Por ejemplo: 

  • Vamos a hacer una ruta por la montaña y la seguimos en una aplicación para no perdernos.
  • Visitamos un museo y descargamos un audio guía en nuestro móvil. 
  • Salimos a cenar y miramos la carta del restaurante a través de un código QR
  • Jugamos a un juego de mesa y si tenemos dudas, buscamos las respuestas en internet. 
  • Para hacer una coreografía ponemos la música en spotify.
  • Hacemos ejercicio siguiendo a un/a entrenador/a que cuelga sus vídeos en youtube

Claro está que nada puede sustituir los múltiples beneficios que tienen las actividades de ocio offline en el desarrollo de los más pequeños: jugar en el parque, hablar con nuev@s amig@s, el juego simbólico, hacer deporte, visitar museos, ir a conciertos, juegos de mesa, ir a la piscina, dar un paseo, hacer un scape room, leer, pasear por la montaña, ir a un campamento de verano, etc. Tenemos a nuestra disposición infinidad de actividades que nos aportan un importante disfrute personal y que además nos ayudan a desarrollar capacidades y valores esenciales en la vida. Es cuando ese equilibrio entre lo online y lo offline no se respeta cuando surgen los problemas.

En muchas ocasiones, niñ@s y adolescentes no controlan el tiempo de uso que hacen de las aplicaciones o los dispositivos, de la misma manera que llegan más tarde a casa de lo acordado o nunca quieren bajarse del tobogán. Cuando se lleva a cabo un uso excesivo del móvil, la tablet o los videojuegos es cuando pueden empezar a generarse conflictos en la familia, entonces hay un problema que hay que atajar pues se puede estar creando una dependencia que si no se controla, podría incluso llevar al desarrollo de ciberadicciones u otros problemas de salud física y mental. 

En definitiva…

Por tanto, es importante que eduquemos a los más pequeños desde edades tempranas para controlar y compensar el uso de los dispositivos tecnológicos, sin criminalizar y reconociendo los beneficios de todas las posibles formas de ocio de las que disponemos en nuestras vidas compensando las actividades online y offline.  

Para educar en un uso responsable de los dispositivos, generando patrones de ocio adecuados y equilibrados, así como para evitar conflictos y dependencia, os dejamos algunos consejos para aplicar en la familia o en cualquier espacio educativo: 

  • Utiliza un control parental en los primeros años de uso de los dispositivos. Ayuda a contabilizar las horas de uso y saber las aplicaciones y juegos que se utilizan. Poco a poco debemos ir dando autonomía, equilibrando la confianza con la vigilancia.
  • Acuerda normas y límites desde el diálogo, imponiéndolos solo cuando sea necesario. Es importante consensuar las normas, los tiempos y los espacios de uso de los dispositivos para tener una convivencia adecuada.   
  • Comparte los tiempos de ocio. Si algo nos permite internet es encontrar mil y una maneras de hacer las cosas. Igual que jugamos en familia a juegos de mesa o salimos juntos a dar un paseo, también podemos jugar en familia a un videojuego o grabar un baile en tiktok. Esto ayuda a que los/as adolescentes se sientan más acompañados/as y comprendidos/as. 
  • Infórmate y aprende sobre los juegos y aplicaciones que utilizan tus hij@s o l@s menores con los que trabajas. Esto facilitará la comunicación y podrás entender mejor por qué atraen su atención y les resultan divertidos. 
  • Hay que dar ejemplo. En ocasiones nos centramos solamente en lo perjudicial de las tecnologías para niñ@s y jóvenes, sin reconocer que las personas adultas también abusamos de los dispositivos y nos cuesta “desengancharnos”. Replantearse los hábitos de uso de las tecnologías en familia nos ayudará a establecer rutinas saludables y a compartir tiempo de calidad. 
  • Busca y crea espacios de desconexión digital. Acuerda esos momentos en los que desconectamos consciente y voluntariamente para hacer otras actividades y compartir momentos sin la interrupción constante de un móvil o un ordenador.
  • Busca actividades atractivas que puedan competir con los dispositivos tecnológicos. Las redes y videojuegos atraen la atención porque tienen miles de posibilidades. Sin embargo, el mundo offline tiene otras muchas opciones que debemos aprovechar. Busca actividades, juegos, excursiones… en definitiva, opciones de ocio saludables que puedan atraer a tus peques o no tan peques. 
  • Si no tienes tiempo o la creatividad no es lo tuyo… utiliza las redes para inspirarte, donde siempre hay personas como nosotr@s dispuestas a echarte un cable. 

Bibliografía


María Rubio

Criminóloga. Máster en Criminalidad e intervención social con menores . Experiencia en intervención educativa con menores y familias en riesgo o conflicto social. Formadora en prevención de riesgos en las redes, influencia de las nuevas tecnologías y coeducación e igualdad de género.

Con el apoyo de: Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea-Next Generation EU