Se considera acoso homofóbico a aquel que sufre cualquier persona que no responde a las expectativas de género más convencionales. Esto quiere decir, que no solo lo padecen los jóvenes LGTBIQ+, sino las personas que podrían parecer homosexuales aunque no lo sean, y muchos heterosexuales que simplemente son distintos a la norma, como por ejemplo un chaval/a que prefiera leer un libro en el recreo a jugar al fútbol.

Existe además otro tipo de acoso denominado “discriminación por asociación” que es el que se produce cuando son los progenitores o herman@s de la víctima los que no entran dentro de la norma heterosexual.

¿Qué les sucede a estos chic@s? ¿Cuáles son las consecuencias de dicha situación? La psicóloga Ana Belén Gómez, especialista en tratar con personas LGTBIQ+ que han sufrido las consecuencias de la homofobia, relataba las graves consecuencias de vivir durante años bajo el yugo de la misma: angustia, ansiedad, depresión, abandono escolar, tendencia al abuso de sustancias tóxicas…y suicidio. Una realidad fácilmente evitable. En la mayoría de las ocasiones, es suficiente con que la familia le muestre comprensión y apoyo incondicional y con que el sistema educativo trabaje la diversidad afectivo-sexual desde la positividad y desde la lucha contra el acoso. Porque a un joven LGTBIQ+ no le sucede nada, en sí la orientación sexual no es un problema si el entorno no lo percibe como tal. Nadie se suicida por ser homosexual o bisexual, sino por sufrir la violencia, en ocasiones inaguantable, de la homofobia. Por ello es tan importante la labor familiar y educativa para reducir el riesgo de acoso y de suicidio a cero.

La Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) ha revelado en 2012 con 93.079 encuestados que el 91% de las personas LGTB de la UE han presenciado comentarios y conductas negativas en su etapa escolar hacia alumnos que son o parecen LGTB. El resultado obtenido para España (91%) no es una excepción.

El estudio “Acoso escolar homofóbico y riesgo de suicidio en adolescentes y jóvenes lesbianas, gais y transexuales” (FELGTB/COGAM, 2012) ha encuestado a 653 menores de 25 años que reconocen haber sufrido acoso escolar a causa de su orientación sexual. Entre ellos, el 43% ha llegado a idear el suicidio, el 35% lo ha planificado y el 17% lo ha intentado en una o varias ocasiones. Lo más terrible es la impunidad, el abandono, la invisibilidad con la que todo esto sucede. Solo el 19% de los chicos perseguidos recibieron ayuda del profesorado; y el 82% de las víctimas no informaron de la situación a la familia, sin duda porque se sentían avergonzadas. Además, el 90% han sufrido acoso homofóbico por parte de los compañeros de clase, pero además hay un 11% que han sido acosados por el profesor.

Este informe concluye que la homofobia todavía está presente dentro del sistema educativo español. Aunque muchas veces se produzca en forma de hostigamiento, insultos o agresiones físicas, es más común su aspecto más sibilino, de silencio amenazador, de prejuicio, de hacerle sentir al otro que su forma de vivir no es la correcta.

El estudio LGBTfobia en las aulas 2015, elaborado por el colectivo LGTB+ de Madrid, COGAM, indica que un 11% del alumnado es LGTB y 1 de cada 1000 son transgénero. Persisten los niveles de homofobia y el 60% del alumnado es testigo de agresiones LGTB-fóbicas, que sufren tanto adolescentes LGTB como todas aquellas personas que no reproduzcan los estereotipos de género de masculinidad y feminidad tradicional. Una gran parte del profesorado no sabe qué hacer, y el 51% del alumnado piensa que sus profesores no hacen nada. La mitad del alumnado siente que su familia no le aceptaría si fuera LGTB.

El estudio “Ciberbullying LGT-fóbico” analiza la influencia de las TIC en el acoso que sufren estudiantes LGTB. El mundo online se ha convertido en un espacio esencial de la socialización de adolescentes donde la violencia LGTB-fóbica puede expandirse impunemente. El estudio se ha elaborado con la participación de más de 2600 alumnos, 30 docentes y 10 autoridades competentes en materia de educación, ciberacoso y discriminación. El 15% del alumnado LGTB padece ciberacoso por su orientación afectivo-sexual, especialmente el alumnado transexual, y más del 52% ha sido testigo de ciberacoso LGTB-fóbico. Existe una importante falta de sensibilización y concienciación a nivel familiar, educativo e institucional.

Además, los adolescentes LGTBIQ+ acosados sufren un doble silencio: la víctima de acoso escolar no suele denunciar la situación de maltrato por culpa, vergüenza o miedo a represalias, pero mucho menos si el acoso es homofóbico. Dar ese paso equivale a la revelación de la homosexualidad/bisexualidad y al miedo al fenómeno de la rumorología en la escuela. Tampoco pueden hablar con sus padres porque supone una “salida del armario” forzada, sin casi estar preparados ellos mismos para su afrontamiento. Muchos de ell@s se encuentran en pleno desarrollo del proceso de identidad LGTBIQ+, por eso son más vulnerables al doble aislamiento emocional, unido a la falta de referentes de ayuda. Así también, los procesos pueden estar siendo interrumpidos por el propio sentimiento de culpa, homofobia interiorizada y percepción de rechazo familiar.

La asociación Ojalá LGBT Málaga, ha elaborado la guía de actuación Bullying Homofóbico donde recoge algunas recomendaciones que podemos seguir cuando nos encontremos con algún caso de acoso dentro del centro educativo.

Podemos recurrir a las asociaciones LGTBIQ+ que llevarán a cabo diferentes acciones del tipo:

  1. Proporcionar asesoramiento a los/as menores LGTBIQ+, y en su caso a las familias o tutores, para prevenir y poner remedio al acoso por orientación sexual e identidad de género.
  2. Ayudar a la víctima a que rompa la ley del silencio, que desde las entidades LGTBIQ+ se les proporcione a los/as menores un canal de comunicación seguro donde puedan contar lo que les esté pasando. Además, desde ahí se le proporcionarán recursos y herramientas para que exponga su caso en su familia y en el centro escolar mientras se toman las medidas para erradicarla.
  3. La propia entidad podría alertar del acoso al centro educativo y a los progenitores del/la menor si tiene los datos suficientes para hacerlo.
  4. Si es un caso de extrema gravedad, también cabría la posibilidad de que el colectivo LGTBIQ+ que haya tenido conocimiento de los mismos, denuncie el caso ante la fiscalía de menores, siempre con la cautela y la reserva de hacer constar que son hechos de los que la entidad ha tenido conocimiento únicamente a través del relato del/la menor.
  5. En cuestión de prevención es fundamental la labor de información y sensibilización que realizan las entidades LGTBIQ+ en colegios e institutos a través de charlas y talleres para el alumnado, profesorado y padres y madres.
  6. Los estudios e investigaciones sobre acoso escolar por orientación sexual e identidad de género tienen la importante función de visibilizar la gravedad de este problema.
  7. Dar publicación a los casos de acoso escolar por orientación sexual e identidad de género para que la opinión pública conozca la magnitud de esta lacra social y crear conciencia y alarma social de forma que sea exigible una legislación que ampare a la infancia y a la juventud LGTBIQ+ frente a esta forma de violencia.

Medidas para el personal docente

Pichardo (2015) recomienda la adopción de las siguientes medidas en las aulas:

  1. Educa en el respeto a la diversidad sexual y de género en el aula.
  2. No presuponer la heterosexualidad del alumnado o de los otros miembros de la comunidad educativa, utiliza términos neutros que favorezcan la visibilidad de la diversidad sexual y de género. Por ejemplo, en lugar de novio o novia, puedes utilizar el término pareja.
  3. No presuponer que el alumnado procede de una familia formada por un padre y una madre. Comentar en clase los diversos tipos de familia que pueden existir.
  4. En las reuniones con responsables del alumnado o con las familias, aborda el tema de la diversidad sexual, de género y familiar y deja claro que no permitirás ninguna conducta homófoba o transfoba.
  5. Las conductas más intransigentes con la diversidad sexual y de género suelen provenir de los varones debido al modelo de masculinidad tradicional en el que han sido educados. Por esto, es importante trabajar las diferentes formas de ser hombre y ofrecer alternativas a los modelos de masculinidad tradicional.
  6. Invitar a tus clases a personas abiertamente lesbianas, gais, bisexuales y transexuales para abordar la diversidad sexual y de género.
  7. Coloca símbolos que indiquen que tu lugar de trabajo es un espacio seguro para el alumnado LGTBI y que estás abiertamente en contra de la homofobia y transfobia.
  8. Muestra las consecuencias del acoso escolar por la orientación sexual e identidad o expresión de género en las personas que lo sufren para trabajar la empatía en el alumnado hacia posibles víctimas de este acoso.
  9. Introduce en tus clases referentes LGTBI. Existen personajes históricos destacados en el arte, la música, la literatura, la política, la religión y otros campos de la vida, que tuvieron orientaciones sexuales o identidades de género no normativos y pueden servir de referente positivo para abordar la diversidad sexual y de género.
  10. Trabaja en clase los prejuicios asociados a las personas LGTBI.
  11. Crea en tus clases un clima de confianza y seguridad para el alumnado LGTBI.
  12. Permite las muestras de afecto entre el alumnado con pareja del mismo sexo, igual que permites muestras de afecto entre el alumnado con pareja de distinto sexo.
  13. Trata siempre al alumnado transexual conforme al sexo con el que se sienta identificado.

Medidas a adoptar por el centro educativo:

  1. Dotar a la biblioteca del centro de libros sobre diversidad sexual, de género y familiar.
  2. Proporcionar al personal docente material sobre diversidad sexual, de género y familiar para trabajar en clase.
  3. Organizar actividades formativas sobre la diversidad sexual, de género y familiar dirigidas al alumnado, al profesorado y a padres y madres.
  4. Crear una tutoría específica para cuestiones relacionadas con la diversidad sexual, de género y familiar.
  5. Medidas específicas para visibilizar la diversidad familiar en los centros educativos, como, por ejemplo:
    • Poner carteles con familias diferentes en las clases y los espacios comunes.
    • Usar materiales educativos que faciliten el abordaje de la diversidad familiar.
    • Asimilar en la rutina de la enseñanza ejemplos de familias diversas.
    • Que la diversidad familiar se incluya entre los fines educativos de los centros.
    • Utilizar un lenguaje inclusivo familiar en los formularios del centro y en las comunicaciones con las familias.

Nosotr@s creemos, que, con independencia de la educación que reciba cada joven en su hogar, el sistema educativo debe garantizar el respeto a la diversidad y educar en la convivencia adaptando medidas que eviten la discriminación, la violencia y la intolerancia por razón de la orientación sexual en los centros educativos.


Gemma Hernaiz

Psicóloga. Máster en Psicología Clínica en Intervención en la Ansiedad y el Estrés. Más de 10 años en intervención directa con colectivos vulnerables en Reino Unido y España, así como experiencia en el trabajo con adolescentes y familias.

Con el apoyo de: Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea-Next Generation EU