El mal llamado Revenge Porn es una práctica deleznable que consiste en la difusión de material íntimo, sexual, en la mayoría de los casos explícito, sin el consentimiento de la víctima (persona que aparece en la foto o el vídeo) con la única intención de dañar su imagen y difamar.

No es pornografía, ya que las fotos o el vídeo no son tomadas con ánimo de lucro, sino que se toman en el ámbito privado de la pareja con la intención de que ahí quede.

Tampoco es ningún tipo de venganza, ya que, al margen de lo que haya ocurrido entre los miembros que forman parte de la pareja: rupturas, celos, infidelidades…etc. la difusión de este tipo de contenidos NUNCA está justificada; es un delito, una forma de violencia de género y está penado por la ley.

El propio nombre “Revenge Porn” forma parte de esta cultura machista y patriarcal de la que tod@s formamos parte y “la venganza” quedaría justificada por el agravio que la mujer les haya podido causar, como por ejemplo les hayan dejado por otra pareja o sido infieles, por lo que el hecho de divulgar el material íntimo quedaría justificado.

Nada más lejos de la realidad, gracias a la reforma del Código Penal en 2015, la ley penaliza esta práctica con condenas que van desde los dos hasta los cinco años de prisión. La jurisdicción se ampara en la vulneración de los derechos de imagen, intimidad y/o en algunos casos, revelación de secretos. Además, también se puede enjuiciar y privar de libertad de uno a tres años a quien reenvíe el material recibido. Así pues, el Código Penal establece en su artículo 197.3: “Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años si se difunden, revelan o ceden a terceros los datos o hechos descubiertos o las imágenes captadas (…). Será castigado con las penas de prisión de uno a tres años y multa de doce a veinticuatro meses, el que, con conocimiento de su origen ilícito y sin haber tomado parte en su descubrimiento, realizare la conducta descrita en el párrafo anterior.

El machismo intrínseco en nuestra sociedad demoniza de forma brutal a las mujeres que están expuestas en este tipo de delitos. Mientras el hombre que las realiza es visto como un “macho alfa” la mujer sufre doblemente, por un lado, el escarnio público al verse publicado algo tan íntimo y, por el otro, el juicio de los demás por vivir su sexualidad de forma libre. La viralidad de internet, el hecho de se haya perdido el control sobre esas imágenes y lo imperecedero del hecho (puede que esas imágenes caigan en manos de su jefe cinco años después de que fueran tomadas) tienen consecuencias psicológicas muy graves para las víctimas que lo sufren, tanto, que incluso algunas se quitan la vida.

¿Entonces, qué podemos hacer?

  • No difundir JAMÁS este tipo de contenidos.
  • En caso de recibirlo, borrarlo inmediatamente.
  • Denunciar el hecho, a la policía o red social dónde esté circulando.
  • Hacer saber a la persona que nos lo envía que nosotr@as no queremos ser partícipes de eso y que por favor no nos vuelvan a enviar NUNCA este tipo de material.

Gemma Hernaiz

Psicóloga. Máster en Psicología Clínica en Intervención en la Ansiedad y el Estrés. Más de 10 años en intervención directa con colectivos vulnerables en Reino Unido y España, así como experiencia en el trabajo con adolescentes y familias.

Con el apoyo de: Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea-Next Generation EU