En los centros educativos en los que implementamos nuestras sesiones de prevención del ciberacoso y otros riesgos y violencias online, solemos realizar previamente un cuestionario diagnóstico con el alumnado. El objetivo es llevar a cabo un diagnóstico sobre el uso de la tecnología en la adolescencia, así como reconocer posibles usos problemáticos de las TIC. Este diagnóstico luego se entrega a cada centro para que tenga datos sobre los hábitos de uso de las TIC y los posibles problemas derivados de un mal uso por parte de su alumnado en concreto. Además, creemos que son datos de utilidad para las familias y l@s educadores, así que queremos aprovechar este espacio para compartir algunos de los principales apartados y conclusiones (puedes acceder a los datos completos desde aquí).

Este año, 2021, hemos registrado 1.476 diagnósticos correspondientes a 6 centros educativos (4 IES + 2 asociaciones socioeducativas) repartidos por diferentes territorios de la comunidad de Madrid (Moraleja de Emmedio, San Fernando de Henares, Vallecas, San Agustín de Guadalix y Usera).

El dispositivo más usado por parte de l@s adolescentes para acceder a Internet es el teléfono móvil. Un 92% lo usa «a diario», «veces al día» o «casi todo el tiempo»:

Más de la mitad de l@s adolescentes (el 58%) pasan entre 2 y 5 horas diarias conectados a Internet a diario entre semana. Los fines de semana hay un incremento considerable. Más del 80% pasan entre 3 y 7 horas conectad@s:

Los principales usos identificados (que realizan a diario, varias veces al día o casi todo el tiempo) son (por orden): Comunicarme con familiares o amigos (87%), escuchar música (79%), realizar tareas escolares (69%), ver vídeos musicales (58%), jugar (53%) y usar redes sociales (51%). Por contra, los usos menos comunes (marcados como nunca, o casi nuca) tienen que ver con: Participar campañas, protestas o firmar petición online (94%), Discutir online problemas políticos o sociales (85,5%), Crear mi propio video o post musical (83,5), Buscar información sobre salud (72%), Hablar con gente de otros países (70%), Participar en grupos online basados en intereses personales (67,5%), Buscar noticias (58%) y Buscar información sobre oportunidades de trabajo o estudio (58%).

Sobre el uso de plataformas, las principales redes sociales más usadas son WhatsApp (95,44%), Youtube (94,58%), TikTok (76,76%), Instagram (76,76%), Spotify (69,14%) y Twitch (43,19%):

Con respecto a los posibles riesgos derivados de un mal uso de las TIC, un 50,47% se sienten bastante capaces de reconocer las oportunidades y ventajas que hay en Internet, frente a un 50,29% que se sienten bastante capaces de reconocer los peligros. Sin embargo, derivado de nuestra experiencia y de la observación directa en nuestras sesiones, esta percepción de riesgo no es realista. A menudo nos encontramos con que gran parte del alumnado ha normalizado situaciones de riesgo que no consideran como problemas (contenidos violentos, «bromas», contenido sexualizado…)

También respecto a la percepción de riesgo, más de la mitad (57,49%) reconocen que en el último año no les has sucedido nada que les haya disgustado. Sin embargo, el porcentaje de molestias pensamos que podría ser ligeramente superior porque cuando hablamos con el alumnado en las sesiones y ponemos ejemplos de insultos, rumores, burlas… hay muchas personas que reconocer haber visto estos contenidos o conocer a a una persona cercana que ha tenido problemas, por lo que cuando hablamos de riesgos podríamos pensar que en su percepción tienen en cuenta los riesgos más graves, normalizando algunas otras conductas que siguen siendo conductas de riesgo. No obstante, un 25,88% SÍ reconoce haber tenido alguna experiencia negativa.

En los casos en los que hay problemas, la mayor parte del alumnado no habla con las figuras adultas de referencia. El único grupo de personas mayoritario con el que hablaría más de la mitad del alumnado son sus amig@s (57,84%). En cualquier caso, resulta llamativo que en la mayoría de los casos no acuden a pedir ayuda a los dos principales agentes educativos adultos. Un 85.56% reconoce no acudir nunca al profesorado y, con respecto a las familias, el 56,66% reconoce no acudir tampoco nunca a sus padres. Estos datos, junto con nuestra experiencia directa, nos permiten asegurar que la percepción de ayuda que tienen l@s adolescentes con respecto a sus familias y profesorado es baja. Lo que a menudo nos transmiten es que creen que los adultos, en general, no saben cómo ayudarlos, tienen miedo de ser castigad@s si se enteran de que han actuado mal, o bien, sienten vergüenza de reconocer un problema y creen que van a ser juzgad@s.

Cuando reconocen tener algún problema, de forma generalizada, manifiestan no hacer casi ninguna acción concreta. Las acciones que más porcentaje tienen son las de bloquear a la persona (46%), intentar que la otra persona me deje en paz (44%),cerrar la ventana o aplicación (38%), ignorar el problema o esperar que desaparezca sólo (36%), o denunciar la cuenta o publicación (27%):

El 58,49% reconoce que no ha tenido malos tratos en Internet en el último año, frente al 29% que reconoce que sí y un 13% que ha respondido que no sabe o no quiere contestar. Sin embargo, al igual que pasa con la percepción de los peligros, cuando hablamos con el alumnado, la impresión recogida es que hay normalización de conductas de riesgos tanto para sufrirlas como para ejercerlas. Por ejemplo, a menudo nos trasmiten argumentos como que insultar en Internet es menos grave que insultar cara a cara, o que algunos ataques son bromas que no se deberían tomar mal. Y, al mismo tiempo, la mayoría también nos reconoce en las sesiones presenciales que conocen a gente que sí ha tenido alguna experiencia desagradable.

Por otro lado, la mayor parte del alumnado (59,93%) asegura haber conocido a personas en Internet que no conocían previamente cara a cara. Un 27,60% reconoce, además, haber quedado con personas que conocieron por primera vez en Internet:

Cuando les preguntamos sobre algunas experiencias concretas negativas que han podido experimentar en Internet en el último año (como recibir mensajes desagradables, publicar mensajes hirientes, sufrir aislamiento, publicar mensajes o fotos sin consentimiento, amenazas…) la mayoría manifiesta no haber tenido los problemas por los que les preguntamos. El mayor porcentaje se lo lleva el item “me enviaron mensajes desagradables” (28,61%). Sin embargo, al igual que hemos comentado anteriormente sobre la percepción de estas situaciones de riesgo, es que han normalizado algunas conductas minimizando sus posibles consecuencias negativas. Por ejemplo, en otra pregunta sobre sexting, un 30% reconoce haber recibido mensajes o imágenes de carácter sexual y un 8,35% reconoce haberlas enviado.

La mayor parte del alumnado tampoco reconocer haber tenido acceso a contenido nocivo. Sin embargo, aún así, todos los ítems registran porcentajes importantes (teniendo en cuenta la visualización de este tipo de contenido al menos algunas veces) respecto al acceso a imágenes violentas (41,73%), mensajes de odio (41,15%), formas de hacerse daño o herirse (36,79%), maneras de estar muy delgado que pueden llevar a trastornos de la alimentación (26,11%), incitación a drogas (25,64%) e incitación al suicidio (23,53%):

Hablando del papel de las familias, la percepción que tiene el alumnado sobre si su familia mantiene alguna actitud para fomentar un uso responsable de Internet, en todos los ítems predominan los valores de Nunca, Casi nunca o algunas veces respecto a: animar a descubrir y aprender cosas nuevas, sugerir formas de usar Internet de manera segura, hablar sobre lo que hacen sus hijos en Internet o ayudarles cuando hay problema. Por tanto, estos datos sugieren que la percepción del alumnado es que sus familias podrían no tener un papel activo en la prevención de riesgos online y el fomento de un uso crítico y responsable de Internet.

De forma similar a las familias, por parte del profesorado, la percepción del alumnado es que no mantienen un papel activo en el fomento de un uso responsable de Internet y la prevención de riesgos online, habiendo marcado mayoritariamente las opciones de nunca, algunas veces o casi nunca en los ítems como: han sugerido formas de usar Internet de manera segura, descubrir y aprender, haber establecido reglas sobre lo que se puede hacer en Internet, o han ayudado cuando hay problemas. Esto también va en la línea de los testimonios que hemos recogido en el vídeo de las entrevistas que  compartimos en las jornadas de este año 2021 y donde indicaban principalmente que apenas recurrían a los adultos para pedir ayuda. Llama la atención el dato referente a que el 70% señala que el profesorado Nunca “Me ayudó en el pasado cuando algo me molestó en internet”.

Uno de los aspectos que para nuestro proyecto es de vital importancia es la implicación de todo el grupo de iguales en la prevención del ciberacoso y otras violencias online. En este sentido, cuando preguntamos al alumnado sobre qué pueden hacer los compañeros y compañeras para la prevención del ciberacoso, parece que hay un elevado porcentaje de personas que creen que pueden hacer bastante (31%), algo (30%) o mucho (28%). Esto queda aún más claro después de las sesiones, donde se incrementa de forma notable el porcentaje de personas que creen que el grupo de iguales pueden hacer mucho para frenar el ciberacoso (41%), así como el porcentaje de los que creen que pueden hacer bastante (35%);

Sin embargo, valorando acciones concretas de prevención en el grupo de iguales, parece que sigue habiendo necesidad de formar y sensibilizar en las diferentes formas de ofrecer ayuda. Todos los ítems evaluados como forma de apoyo son minoría teniendo en cuenta como mínimo la valoración de “algunas veces” en los siguientes items: me ha animado a descubrir y a aprender cosas en internet (47,31%), me ayudó en el pasado cuando algo me molestó en internet (43,85%), y me ha sugerido formas de usar Internet de una manera segura (36,97%).

Por último, después de las sesiones, un 37% reconoce sentirse “bastante capaz” de actuar para evitar que una situación de ciberacoso vaya a más, otro 37% se siento “algo capaz”, y un 19% se siente “muy capaz”. Aunque son buenos datos y estamos contentos (los propios centros suelen también felicitarnos y manifestar su preferencia de continuar de un año a otro),destacamos la necesidad de seguir trabajando, ya que para llevar a cabo una interiorización de valores que se traduzca en una actitud coherente de prevención de riesgos es necesario más tiempo y la implicación activa de todos los agentes educativos como la familia y el profesorado.


Adrian Aguayo Llanos

Trabajador Social. Máster en Educación y Comunicación en la Red. Responsable de comunicación y formador en la Fundación Gestión y Participación Social. Formador y asesor en la Asociación Pedernal Educación y Tecnología. Miembro de los Movimientos de Renovación Pedagógica.

Con el apoyo de: Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea-Next Generation EU