En el proyecto TePongoUnReto: #RedesConCorazón se lleva a cabo un diagnóstico en cada centro de Educación Secundaria en el que se interviene que analiza las oportunidades y los riesgos a los que están expuestos los menores. Este diagnóstico se entrega a cada uno de los centros participantes para que conozca los hábitos del alumnado en relación con el uso de las TIC, con las habilidades tecnológicas, y con los posibles riesgos asociados a un uso problemático de la tecnología.

Además, este diagnóstico sirve para identificar algunas situaciones que pueden estar dándose en el centro y que necesitan de intervención, como casos de ciberacoso o conductas adictivas. Estos datos son también importantes para el conjunto de la comunidad educativa. Aunque no llevamos a cabo una explotación representativa de los datos por el momento y el objetivo fundamental se dirige a cada centro, consideramos que el informe anual de los centros por donde hemos pasado resulta de interés para que familias, educadores y otros profesionales puedan tener una imagen aproximada de la realidad tecnológica del alumnado de secundaria de la Comunidad de Madrid.

A lo largo de 2022 hemos estado presentes en 10 entidades, entre centros educativos de primaria, secundaria y asociaciones, atendiendo a un total de  2069 alumnos y alumnas. Aunque los datos se corresponden con 6 institutos de enseñanzas medias y con un total de 1635 formularios contestados por chicos y chicas de entre 12 y 16 años de diferentes municipios de la Comunidad de Madrid.

[Descargar Informe completo Datos Te Pongo un Reto: #RedesConCorazón 2022 [PDF]]

Uso de dispositivos y aplicaciones

Como en años anteriores el dispositivo más usado por el alumnado para acceder a Internet es el teléfono móvil. Algo más de un 92% lo usa «a diario», «veces al día» o «casi todo el tiempo». Y algo menos de la mitad, el 47%, pasan entre 2 y 5 horas diarias conectados a Internet a diario los días de entre semana. Los fines de semana hay un 49% que se mantiene entre las 2 y las 5 horas de conexión. Sin embargo, en el tramo de más de 6 horas encontramos un 36% aproximadamente el fin de semana y un 12% entre semana. Es decir, se puede observar un incremento importante del consumo durante el fin de semana como era de esperar.

Los principales usos identificados (que realizan a diario, varias veces al día o casi todo el tiempo) son (por orden): Comunicarme con familiares o amigos (86%), escuchar música (75%), realizar tareas escolares (58%), ver vídeos musicales (50%), jugar (63%) y usar redes sociales (47%).

Sobre el uso de plataformas, las principales redes sociales más usadas son WhatsApp (96,23 %), Youtube (91,46%), TikTok (82,25%), Instagram (75,45%), Spotify (71,89%) y Twitch (40,75%):

Riesgos y oportunidades

El diagnóstico también analiza la percepción que tiene el alumnado a la hora de reconocer las oportunidades que ofrece la tecnología y los posibles riesgos derivados de un mal uso de las TIC. Un 78% se sienten bastante o muy capaces (4 y 5 respectivamente en una escala de 1-5) de reconocer los riesgos que hay en Internet, y un 74% tienen la misma percepción en torno a las posibilidades. Aunque a menudo esta percepción se ve ajustada durante los propios talleres donde el alumnado descubre riesgos que desconocía o que no identificaba como tales.

Un aspecto importante relacionado con el trabajo de prevención del ciberacoso que llevamos a cabo desde el proyecto es que sean capaces de identificar situaciones online que han sido molestas o perjudiciales para los menores. En el diagnóstico inicial de 2022 un 23,28% afirma haberse visto en alguna situación incómoda o que le ha disgustado. Lo cual es un porcentaje nada desdeñable.

En estas situaciones problemáticas la mayor parte del alumnado recurre principalmente a sus amigos y amigas, en un 55%, y en segundo lugar a la familia (padre, madre o hermanos) en un 40%. Cabe destacar que en general las figuras adultas no son la referencia para solucionar sus problemas en Internet. A penas entre un 5% y 6% recurren al profesorado o a algún profesional respectivamente y tan solo un 25% recurre a una persona adulta de confianza. Lo que a menudo nos transmite los y las jóvenes es que creen que los adultos, en general, no saben cómo ayudarlos y tienen miedo de que su conducta sea juzgada. Lo cual constituyen importantes barreras a la hora de pedir ayuda.

Las acciones más habituales cuando tienen un problema en la red suelen ser: intentar que la otra persona me deje en paz (43,77%), bloquear a la persona (42,26%), ignorar el problema o esperar que desaparezca sólo (35,29%), cerrar la ventana o aplicación (35,02%), denunciar la cuenta o publicación (24,10%), o borrar los mensajes que venían de la otra persona (23,50).

Si comparamos esta realidad con el acoso tradicional, cara a cara, o con otras situaciones de daño. El 35% afirma haber sido tratado de alguna forma que le ha hecho daño o le ha resultado desagradable.

Y si profundizamos en el tipo de situaciones de ciberacoso o similares que les han sucedido online, la principal forma de agresión es a través de mensajes (28,76%) y el aislamiento de grupos o juegos online (18,79%). Mientras que en 12% manifiesta haber sufrido algún tipo de amenaza. Esto hace que algo más de 20% se sintiera bastante o muy molesto en estos casos.

Interacciones y contenido online

En cuanto a las interacciones online, más de la mitad (55%) ha conocido gente en Internet y un 33% ha tenido contacto cara a cara con gente que conoció primero en la Red. Aunque tenemos que comentar que la inmensa mayoría de las interacciones online que tienen se efectúan con el grupo de iguales con quienes comparten su día en los centros educativos y entorno social habitual, además de la familia, tal y como analizamos con el grupo durante los talleres.

Por otro lado, en cuanto al contenido nocivo la mayor parte del alumnado reconoce no haber tenido acceso al mismo. Cabe destacar que se registran porcentajes relevantes respecto al acceso ocasional a mensajes de odio (27,58%), imágenes violentas (27,23%), formas de hacerse daño o herirse (23,80%), maneras de estar muy delgado que pueden llevar a trastornos de la alimentación (20,23%), formas de suicidio (17,99%) e incitación a drogas (16,69%).

Sin embargo, en lo que respecta a imágenes sexuales casi un 40% afirma haber visto contenido sexual, un 26% ha recibido imágenes sexuales, un 7,52 las ha publicado y un 13,9% afirma haber recibido peticiones de contenido sexual propio aunque no lo haya enviado -seguramente la mayor parte sean peticiones de sus iguales a través de prácticas como el sexting-.

Familias y profesorado

El papel de las familias es muy importante en el uso responsable de la tecnología. Pero solo entorno al 30% del alumnado afirma que sus familiares alguna vez le animan a aprender a través de Internet, le sugieren formas seguras de uso o hablan con ellos y ellas sobre sus actividades online. Y de forma similar pasa con el profesorado.

Uso problemático

El uso problemático de Internet grave no es muy relevante, pero cabe destacar que en torno al 40% del alumnado alguna vez se ha sentido molesto si no podía acceder a Internet, ha pasado menos tiempo con sus amistades o familiares y se ha dado cuenta de que llevaba mucho tiempo en Internet sin estar realmente interesado en la actividad que realizaba.

El grupos de iguales: amigos, amigas, compañeros y compañeras.

Uno de los aspectos clave en nuestro proyecto es la implicación de todo el grupo de iguales en la prevención del ciberacoso y otras violencias online. En este sentido, preguntamos antes y después de la intervención al alumnado sobre la importancia que otorgan a sus amistades, compañeros y compañeras para frenar las situaciones de ciberacoso. En la fase inicial de diagnóstico un buen porcentaje cree que puede hacer bastante (33,80%), seguido de “algo” (27,80%) y “mucho” (27,47%). Mientras que después de las sesiones con los grupos se incrementa notablemente de forma los porcentajes. Así tenemos que tras la intervención un 45,07% considera que pueden hacer mucho, un 33,09% que pueden hacer bastante y un 18,91% mucho.

Sin embargo, sigue siendo importante trabajar formas específicas de afrontar los casos de ciberacoso porque tan solo un 17,20% se siente muy capaz de actuar, aunque un 42,64% sí que se considera bastante capaz de actuar. El conjunto de la comunidad educativa tenemos que trabajar para eliminar las barreras que siguen persistiendo para intervenir y actuar de forma preventiva ante el acoso y el ciberacoso.


Fernando Domínguez

Educador Social. Master en Comunicación y Educación en la Red. Doctorando en Educación, tesis sobre El papel de los iguales en la prevención del ciberacoso. Especializado en formación de agentes educativos en los ámbitos de convivencia, acoso y ciberacoso, comunicación digital y aprendizaje.