El 28 de junio es el día internacional de los derechos LGTBIQ+ (Stonewall, 1969) y millones de personas salen a las calles no solo a celebrar los más que luchados y conseguidos derechos, sino a reivindicar la no suficiencia de los mismos pero ¿Qué más…? ¿Qué más necesitan estos colectivos? Lo cierto es que somos toda la sociedad quienes necesitamos sus reivindicaciones porque, en definitiva, son las reivindicaciones de todo el mundo.

En el proyecto Redes con Corazón: #TePongounReto trabajamos en la prevención del acoso y el ciberacoso escolar. Lo hacemos a junto con alumnado, familias, profesorado y equipos de atención al alumnado (orientación, PTs, etc.) buscando en conjunto estrategias para frenarlo y prevenirlo. Pero hemos empezado mencionando el día internacional de los derechos LGTBIQ+, ¿Qué tiene qué ver esto con la prevención del acoso y ciberacoso?

¿Qué nos enseña el día del Orgullo LGTBIQ+ sobre la prevención del ciberacoso?

Contestar a esta pregunta pasa por mencionar el libro que ha inspirado este artículo: Pedagogías queer ¿nos arriesgamos a hacer otra educación? (Mercedes Sánchez Sáinz, 2019). La autora comienza situando al lector/a en un primer día de cole y, a través del discurrir de toda una etapa educativa obligatoria, nos comparte muchos ejemplos reales que ha sacado de su experiencia en aulas y vida personal. Solo para ubicar de qué tipo de experiencias estamos hablando:

Entro con tres años, con mi mochila de color azul con un unicornio que tiene un cuerno de colores (…) Días después Stefi, mi compañera de fila, me dice que la mochila que llevo es de chicos porque es azul, pero Dani asegura que como lleva un unicornio de colores es de niña.

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La maestra (que este año se llama Charo) nos ha pedido que dibujemos a nuestra familia y que las caras las pintemos de color carne. Vicky ha cogido el color marrón oscuro y Stefi le ha dicho que ese no es color carne, que el color carne es el rosita claro. (…)

¡Dentro de poco es carnaval! Marta, la maestra de este año, nos dice que a nuestra clase le ha tocado vestirse de mariposas. ¡Toma, con la de colores que tienen! (…) Creo que a los padres de algunos niños (ya he aprendido que es una forma de hablar) no les hace mucha gracia que sus hijos vayan de mariposa (…) Marta dice que mejor los niños vayan de gusanos y las niñas de mariposas.

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Ya en 1º de primaria.

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En el patio es muy difícil jugar como jugábamos en infantil. Tenemos que esquivar los balones de los de 5º porque el campo de fútbol ocupa casi todo el patio. (…)

Este finde es el día de la madre. El viernes nos han dejado la tarde entera para hacerle un regalo. A mí solo me dejan hacer uno, tendrán que compartir.

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La tícher Belén nos decía que las gorditas son más guapas y más simpáticas (igual lo decía porque ella era gordita) y elegía a Carmen para que la ayudara a borrar la pizarra o recoger las tizas. La chica que nos daba el taller era bastante guapa y simpática. Será verdad que las gordas (perdón, gorditas) son así, aunque me parece raro que alguien sea simpática solo por eso, no sé.

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Comienzo el instituto. (…) Cris tiene que ir a 1ºA porque el B está en la planta uno y no hay ascensor en el insti. (…) Me toca sentarme al lado de Dika, una chica gitana que parece bastante guay. Me dice que a ver si este curso, entre tantos profesores, alguno dice algo de la historia de su pueblo, porque en toda primaria no ha visto nada con lo que haya podido identificarse (mira que es raro con la de cosas que hemos aprendido).

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Ha habido un poco de movida en los baños. Los chicos van al de chicos y las chicas al de chicas. Lógico. Pero hay un compa de otro curso que dice que es un chico pero tiene tetas, ha querido entrar al de chicos y le han empujado para que saliera porque según algunos chicos él no podía entrar ahí. (…) A veces le tiran bolas de papel y nadie quiere sentarse a su lado. A mí no me importaría, pero no quiero que me asocien con él por si se meten conmigo.

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Salgo del instituto. He terminado 4º de la ESO con buenas notas y no paro de sonreír. (…) Vamos a comprar unos litros y al entrar en la tienda sale una gorda con minifalda y es evidente que algo hay que decir. Como pasa rápido solo se me ocurre gritarle “¡¡¡Gorda!!!”. Es que me parto. La mochila me pesa bastante. Claro, llevo todo lo que he aprendido estos años y que me acompañará el resto de mi vida. (Sánchez Sáinz, 2019: 26-32)

Normalización de la diferencia

Aunque solo se han recogido algunas experiencias, se puede observar el proceso de normalización por el que pasamos en la escuela. Este proceso contribuye a asentar la creencia de que hay personas que están bien y otras que están mal. Además, a las personas “que están mal hay que arreglarlas”. Por supuesto, debemos intentar acogerlas entre las personas que están bien para que puedan vivir tranquilas, con salud, orgullosas, etc. Todo el mundo, cuando salimos del instituto, parecemos haber incorporado a la perfección lo que es ser normal (con la consecuente mirada de que algunas lo han conseguido y otras no).

Círculos concéntricos

Imaginemos que dibujamos una sucesión de grandes círculos concéntricos en el suelo. Primero uno muy grande, luego otro ligeramente más pequeño dentro de éste y así sucesivamente hasta llegar a dibujar en el centro un círculo muchísimo más pequeño que el primero. Imaginemos ahora que nos colocamos mucha gente justo por fuera de la línea del círculo más grande, con una tiza en la mano. Entonces, una voz dice: “Si donde estás es lo más alejado de la normalidad y el círculo del centro es lo más normal, marca con una señal en qué lugar te situarías respondiendo a preguntas tipo: ¿Cuánto de ruralidad eres? ¿Cuánto de urbanidad eres? ¿Cuánto hater del chocolate eres? ¿Y del helado? ¿Cuánto de hetero eres? ¿Cuánto de blanco eres? ¿Cuánto de delgado/a eres? ¿Cuánto de tranquilo/a eres? Etc.

Si hiciéramos este ejercicio, nadie llegaría a estar en el centro de manera absoluta. Porque la normalidad tal y como señala Sánchez Sáinz (2019), no existe de manera ontológica, sino performativa. Es decir, la normalidad es algo que incorporamos mediante un proceso de aprendizaje y la reproducimos (performamos) a lo largo de nuestra vida, pero no existe de manera esencial ni natural en el ser humano. Por ello, como docentes, es fundamental mirar primero quién es uno/a, desde dónde se habla, con qué prejuicios, ideas y creencias. Al igual que Haraway (1995) nos hablaba de la importancia del conocimiento situado a la hora de hacer investigación social, aquí señalamos la importancia de la “docencia situada” a la hora de hacer, no solo educación, sino también pedagogía.

Es desde este planteamiento que podremos observar que nada en lo relativo a la educación es neutral: ni las leyes, ni los contenidos curriculares, ni las representaciones verbales y gráficas de los materiales educativos, etc. No obstante, las tratamos como si sí lo fueran, afirmando y dándole continuidad a esa idea de un mundo donde existe lo normal y lo diverso (que no es otra manera de decir lo otro, lo que está fuera, lo que está mal).

Acoso, Ciberacoso y Orgullo LGTBIQ+

Es por esto que, aunque el acoso y ciberacoso escolar se define como violencia entre iguales (menores de edad que comparten espacios) está sostenido y perpetrado sobre todo por un contexto que no deja títere con cabeza si te sales de la pretendida y nunca alcanzable normalidad (sobre todo aquella que no se puede ocultar o disimular). No solo son violencia las agresiones de los y las compañeras de escuela, lo son los enunciados de los problemas matemáticos, las autorizaciones para las excursiones, las ilustraciones del libro de biología, el mapamundi de geografía, el miedo a hacer una educación donde el alumnado pueda cuestionar genuinamente los aprendizajes que reciben, es el Plan de Atención a la Diversidad, etc.

Por ello, y volviendo a la pregunta inicial: ¿Qué tiene qué ver el día del Orgullo con la prevención del acoso y ciberacoso? Es precisamente entender que todo el mundo es diversidad solo por el mero hecho de existir (no solo estamos, además somos). En este sentido, todas las acciones -supuestamente innovadoras- dentro del entorno educativo dirigidas a celebrar la diversidad pero solo señalando lo que entendemos como diferente (y de alguna manera equivocado), perpetúa las condiciones para seguir llevando a cabo las violencias de siempre. Así, una estrategia fundamental para prevenir el acoso y ciberacoso sería que los centros educativos crearan las condiciones para que todo su alumnado pudiera existir tal y como es, en lugar de crear un ambiente donde, si eres diverso y quieres, te podemos incluir.

La diversidad es la mezcla colectiva

Para terminar…

Si desde el sistema educativo se entendiera que todas las personas somos diversas o, como aporta José Antonio Rodríguez Rodríguez (…) en 2007, si se entendiera que la diversidad es el conjunto, la mezcla colectiva de diferencias y similitudes, la mezcla de minorías y mayorías; es decir, si en la diversidad entráramos todes, si se entendiera que todas las personas somos diversas, que la diversidad sencillamente es variedad, nunca se denominaría a un documento Plan de Atención a la Diversidad. En todo caso, Plan de atención al Alumnado. (Sánchez Sáinz, 2019: 56-57)

Bibliografía:

Sánchez Sáinz, Mercedes. 2019. Pedagogías Queer ¿nos arriesgamos a hacer otra educación?. Madrid: Los libros de la catarata.

Haraway, Donna. 1995. Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra.

Si quieres leer más sobre temática LGTBIQ+ y ciberacoso, aquí tienes los siguientes artículos de nuestro blog:


Henar Pérez Romero

Socióloga. Máster en Sociología aplicada a los problemas sociales. Experiencia en proyectos de dinamización comunitaria y participación ciudadana en contextos en riesgo de exclusión, especialmente centrados en infancia y juventud.